viernes, 21 de enero de 2011

Impresiones poéticas en el siglo de la verdad.


La ignorancia y la desvergüenza armas de la deshonra.

Todos quieren, todos lo necesitan, pero a los que les sobra la vida, las sombras les acompañan.

Luces en la madrugada, flashes en la fachada, dulces almas desesperadas.

Hoyos oscuros, curas con puros y santas que de putas son sabanas blancas.

Heridas de muerte, que te acompañe la suerte, pan vino sal y un poco de maldad que nunca ha de verte.

Rezos paganos como los de dos hermanos de distinto padre, dios sangre y espinas cruces de caminos sin versos ni conversos.

Poetas despiadados que lucen estacas en palos llenos de hojas con puntas aceradas que escupen palabras sin dar la cara.

Estúpidos que pierden la paciencia por no tener nada en la cabeza y que desesperan por la corteza de un rinoceronte para protegerse de las balas en forma de bragas.

Ruinas macabras donde hay huesos de cabra, patas de lagartos y especies varias tatuadas con cara de pelo pico pato y huellas de gato.

Sueños rebozados por cantos rezados dominados por hados y por magas y por los espías más despiadados.

Brincos de mono, saltos de rana, camino sin espadas, dulce encuentros domingos molestos pesos pesados y gladiadores depilados.

Harto del mundo, harto de los genios sin lámpara, de los que no tienen deseos, de los que no tienen alí, de los sin babá, estúpidos letales y de deseos normales.

Nunca me des uvas sin tiempo a sus espaldas, no me des marranos crudos sin muerte salada, sin trufas y mucho menos sin risas de bugo.

Estúpidos todos lo que se creen dioses, a mear fuera de tiesto porque es mío y me lo llevo, el que quiera echar su gotas que se rompa las pelotas, y si mi árbol me da sombra soy el único que meo.

Rosas caducas, secas y sin espinas, ya no cortan el aire que respiro ya no siento ni un suspiro ni me sangran los pulgares, ni mi mano te sostiene, te has caído por el suelo y no llenas mis floreros.

Otros filos cortan viento, sueñan cuchillos con lunas y los muros se caen por tu canción desesperada, acabaremos con las ruinas que se levantan, llego el tiempo de la gente honrada.

El siglo de la verdad despierta, después de haber cruzado la primera puerta, la humanidad deshumanizada, las mentiras se nos acaban, solo nos queda lo que realmente somos y si no estamos ciegos no somos nada.

Que decirte del amor que te tengo, de mi dulce pasión de invierno, que derrite sin yo quererlo grandes bloques de hielo, te debo tanto princesa que si en algún momento lo tengo, te entregare absolutamente todo, para saber con certeza que aún te debo dos vidas y una niña como Amanda.